CONTROLA TU PRESIÓN ARTERIAL


La presión arterial alta (hipertensión) afecta al 20% de la población total y hasta la mitad de los individuos de más 70 años. Aproximadamente 10.000 millones de personas padecen hipertensión en la actualidad, y se espera que esta cantidad haya aumentado en un 50% para el año 2025. A nivel mundial, la hipertensión es la tercera causa de mortalidad y se espera que las muertes vinculadas a esta enfermedad aumenten drásticamente en las próximas décadas. Por ser uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, en 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se refirió a ella como “el asesino número uno”, a la vez que distribuía así la carga total de enfermedades cuyas causas son atribuibles a la hipertensión:


• 20% del total de muertes de hombres y 24% del total de muertes     de mujeres
• 62% de las apoplejías y 49% de las cardiopatías
• 11% de los años potenciales de vida perdidos (APVP)


CÓMO CONSEGUIR EL MONITOR PARA EL CONTROL DE LA PRESIÓN ARTERIAL. CLIC AQUÍ


La hipertensión somete al sistema cardiovascular a una gran presión. El esfuerzo del corazón conlleva el ensanchamiento de las cavidades cardíacas y causa daños en los vasos sanguíneos que surten al corazón. En el sistema circulatorio periférico, el aumento de la presión en los vasos puede causar hemorragias, como las intra-craneales, y dañar órganos vitales, incluidos el hígado, los riñones, el cerebro y los pulmones. A pesar de todos estos factores, a menudo se considera a la hipertensión como el “asesino silencioso”, porque la mayor parte de los pacientes con presión arterial alta no siente los efectos y no reciben tratamiento hasta que es demasiado tarde. Por ello, diagnosticar, prevenir y tratar la hipertensión es parte fundamental de nuestra batalla para eliminar esta enfermedad mortal, y llevar un control regular de la presión arterial es el primer paso en esa dirección. Estos datos y estadísticas alarmantes ponen de relieve la necesidad de hacer una llamada a la acción que alcance al conjunto de la comunidad médica, los líderes de opinión y la sociedad.

Cualquiera está en riesgo de desarrollar hipertensión. Aunque la mayoría de la gente experimentará episodios de hipertensión en algún momento de sus vidas, determinados individuos tienen más posibilidades de desarrollar hipertensión crónica (a largo plazo). El tabaco, el consumo excesivo de alcohol, el estrés emocional, una mala dieta y/o la falta de ejercicio físico, y la obesidad pueden influir decisivamente en sus posibilidades. Además de estos factores evitables, los genes también influyen en que seamos o no susceptibles de desarrollar hipertensión. De ahí que los individuos con un historial familiar de hipertensión tengan más posibilidades de desarrollar la enfermedad.

Como sucede con muchas enfermedades, cuando en un individuo concurren varios factores de riesgo, las posibilidades de desarrollar hipertensión se multiplican. Del mismo modo, reducir aunque sólo sea uno de los factores de riesgo puede disminuir las posibilidades totales. Por ello, es fundamental minimizar los factores de riesgo.

Desafortunadamente, algunos factores de riesgo escapan a nuestro control. El sexo, la raza, la etnia y otros factores determinados genéticamente forman parte de lo que somos y no pueden modificarse. De manera parecida, nuestra ubicación geográfica y nuestra coyuntura socio-económica a menudo están fuera de nuestro control.
No obstante, hay muchos factores de riesgo que podemos controlar, entre ellos:
• La dieta, en particular la ingesta de grasa y sodio
• El ejercicio
• El tabaco y el consumo de alcohol
• Los niveles de estrés
Además, puesto que los pacientes con diabetes sufren un mayor riesgo de desarrollar hipertensión, es fundamental que controlen sus niveles de azúcar en sangre.
Por último, cabe destacar que aunque normalmente se asocie a la población en edad avanzada, y a pesar de que la incidencia de la presión arterial alta aumenta con la edad, la hipertensión es una enfermedad que puede manifestarse a cualquier edad. Es, por ello, importante empezar a controlar la presión arterial con regularidad pronto, aunque se crea que sólo hay un riesgo moderado de desarrollar la enfermedad.
La parte positiva de todo lo anterior es que la hipertensión es una enfermedad que se puede prevenir. Se pueden hacer muchas cosas para reducir el riesgo de padecerla. Llevar un seguimiento regularizado de su presión arterial desde casa es una parte esencial de cualquier programa de prevención, pues permite que tanto usted como su médico dispongan de una panorámica detallada de su salud.